Cuenta mi madre, Felicia María Ceballos Rojas, que a principios del siglo pasado,
cuando no existía aún la electricidad, vivía ella con sus padres y hermanos en una hacienda de café en el caserío
de Santa Rosa del Sur, lugar donde fue escrita la zarzuela "Alma Llanera" por Rafael
Bolívar Coronado.
Una vez terminada la jornada de trabajo, en la casa de la hacienda se reunía la peonada y eran muy famosos los cuenta-cuentos y decimistas quienes, además, eran obreros que se dedicaban a ir de hacienda en hacienda en tiempos de siembra y de cosecha a ofrecer sus servicios como peones.
En ese entonces la única diversión era escuchar o narrar historias, cuentos, leyendas,
el canto de décimas y realizar los llamados juegos de "prendas". Actividad que se acentuaba en los Velorios de Cruz de Mayo y otras efemérides religiosas.
Mi madre era sólo una niña cuando escuchó durante una Semana Santa los versos que
hemos copiado a continuación.
Los oyó una sola vez y los recogió en su memoria de niña. Hoy, Semana Santa 2013,
a sus 95 años de edad los compartió con la prof. María Teresa Fuenmayor y conmigo, y hemos decidido, a nuestra vez, difundirlos en la web.
Si alguien conoce los versos que faltan agradeceríamos hacérnoslos llegar a través del correo marcoslc100@hotmail.com para que no se pierda este hermoso poema
que sólo la tradición oral ha hecho llegar hasta nosotros.
Lunes Santo al mediodía,
me fui a visitar el templo,
me arrodillè al momento
en el altar de María
y vide con melodía
mostrando miles primores
un santo ministro estaba
leyendo en libros mayores
y vide que comulgaban
una mañana de flores.
Martes Santo a la una,
un día de tanta pasión,
vide a mi Dios en prisión
atado a una columna.
Se oscureció sol y luna
los santos se estremecieron
al ver que en la cruz moría
un soberano Mesías.
Había un sabio que decía:
-Hoy flores para mí fueron.
Jueves Santo, Jueves Santo,
Jueves Santo de la luz,
el día que agarraron a Jesús
y lo clavaron en la cruz.
Sitio web de la imagen: dtodomagazine.com
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