sábado, 31 de diciembre de 2016

EL HOMBRE DEL TRIGO (NOVELA) CAPÍTULOS 31 AL 40



Por: Marcos Julio Leal Ceballos


CAPITULO 31.Hombre Con Suerte………………………………
CAPITULO 32.Lévame a Comer…………………………………
CAPITULO 33.Doble Licor………………………………………
CAPITULO 34.Contra Viento y Mareas………………………….
CAPITULO 35.Sí, Es Él………………………………………….
CAPITULO 36.Dulce Veneno…………………………………….
CAPITULO 37.Estamos a la Orden………………………………
CAPITULO 38.Choque a media Noche…………………………..
CAPITULO 39.Señuelo…………………………………………..
CAPITULO 40.Música Llanera, Danza de Millones…………….


CAPITULO 31

HOMBRE CON SUERTE

El gerente avanza, caminando con dificultad, tomándole del brazo  a su lado la bella y alta mujer, los golpes y las patadas le han inflamado el tórax y la espalda, su cara intocada, blanca como un papel.

 Llegan a la mesa y la linda mujer le abraza, lo coloca en una silla al lado de la cabecera de la mesa donde  sonriente está sentado Don Joselillo  en  conversación muy  animada con los comensales. Levantando la mirada observa fijamente al gerente y lo presenta a sus amigos y amigas:

-Con mucho gusto les presento al mejor gerente  propietario de banco que conozco, mi amigo Jaime Zuloaga Machado, hoy  un poco indispuesto pero, estoy seguro que  con dos whiskies bien cargados se sentirá mejor 
¿No es así, señor gerente?
-Sí, Don Joselillo.
-Esa medicina del Niño Linares es muy efectiva, vamos, tómese un trago, le caerá bien.
-Sí, Don Joselillo.
-Fíjese,  usted es un hombre con suerte, es un gusto presentarle al nuevo alcalde de este municipio, al comandante general de policía, y al comisario general quienes acompañan al nuevo alcalde, mi amigo Adán.





CAPITULO 32

LLÉVAME A COMER


José Jacinto llega  al restaurant a buscar a su esposa. Doña Ana Lucrecia, entra en el carro, se sienta cómodamente, recuesta su cabeza sobre el espaldar del asiento:

-Esta mañana tuve que dejar a Ernesto con el carro en la alcaldía, luego le llamé para que se fuese a la construcción.
-Sí, él llevo el carro esta tarde a la casa, me dijo que te habías ido con el nuevo alcalde y su comitiva a almorzar.
-Sí eso es lo que creyó él. Pero les acompañe, solo tomé agua, y del restaurant para no ocasionarle gastos al municipio, claro,  de mi parte, por supuesto.
-Te noto extraña, Ana Lucrecia, algo te pasó que estás tan recogidita. Tú no eres así.
-Qué no me pasó, José Jacinto, qué no me pasó.


Doña Ana Lucrecia le cuenta todo a su esposo, este la escucha calladamente, se dirigen a su casa y en el camino, Doña Ana Lucrecia le dice:

-No he comido nada desde esta mañana, llévame a comer fuera, pues no quiero llegar a cocinar.
-Yo cocino, mi amor.
-Llévame a comer  fuera, por favor.



CAPITULO 33

DOBLE LICOR

El gerente se empina el segundo vaso doble de licor, los dolores aún continúan, Don Joselillo es muy bueno como anfitrión, ya le ha referido varias cuentas para  su apertura en el banco.

Doña Ana Lucrecia y su esposo están sentados unas mesas más allá, se confunden con los demás clientes del negocio de carne en vara. No puede oír todo lo que hablan, en los intervalos entre canción y canción, algo escucha, ella no está allí para eso, es una mujer educada, pero Don Joselillo habla muy alto.
-Alcalde, espero que a las trecientas franelas obsequiadas amablemente por este  humilde servidor, les haya sacado provecho.
-Así es querido Don  Joselillo, multiplícalo por mil y esa será tu ganancia, Don Joselillo.
- Yo si invierto bien amigos míos ¿Se fija, señor gerente? Hay que acompañarse con gente productiva para poder ganar y poder pagar estas cuentas. 
-Así es, así es, Don Joselillo.
 El alcohol ha hecho su efecto, la vergüenza,  la dignidad para él no existen, y los dolores ya no importan.
Se acerca Don Joselillo y le dice al oído:
-¿Sin rencor, señor gerente?
-Sin rencor, Don Joselillo.
-Así me gusta, guardaré una mercancía en su casa, será por unas horas nada más señor gerente.
-Bueno, bueno, Don Joselillo ¿Y mi familia?
-Están  en la playa señor gerente y seguirán en la playa.
-Sí, si,  Don Joselillo.
-Llegará una camioneta hoy en la madrugada, tenga su garaje abierto ¿Me entendió?
-Sí, Don Joselillo.
-Así me gusta, así me gusta. 
El alcalde se levanta y avanza hacia los dos hombres. Don Joselillo le pasa un brazo por los hombros y lo incluye en la conversación, el alcalde le pregunta al gerente:
-¿Puedo pasar unos depósitos de la alcaldía para su banco?
-Claro que sí, cuando usted lo decida. 
-¿Y después los puedo utilizar en lo que yo quiera?
-Claro que sí, señor alcalde.
-Por ejemplo si quiero comprar una hacienda ¿Usted me ayudaría a conseguirla para comprarla donde yo quisiera? 
-Encantado, se la conseguiría de mil  amores.
-Eso me gusta, eso me gusta. Con usted se pueden hacer negocios.
-Yo estoy para servirles a ustedes, no importa de donde venga el dinerillo, yo lo guardaré y lo limpiaré ¿Puedo tomarme otro trago, Don Joselillo?
- Los que usted quiera con tal de que no pierda las llaves de su casa. Tómese el negocio entero, si desea, que para eso usted trabaja. Estas lindas mujeres cuidarán su sueño hasta mañana, señor gerente, tome, tome, que la noche es joven.

El gerente no duerme esa noche, la camioneta llega en la  madrugada,  es sacada la siguiente noche y todo el mundo en paz. Eso cree el señor gerente. 


Unos meses después, cuando lo vayan a buscar los policías buenos para ponerle los ganchos*, su familia dirá que es un “perseguido político” y que se fue del país para preservar su honor  y su vida. 

Los medios de comunicación de su familia “expondrán su sacrificio en el exilio político”  como ejemplo de resistencia ante “un régimen que les oprime y no les deja trabajar”



*NOTA: Ponerle los ganchos: apresarle



CAPITULO 34

CONTRA VIENTO Y MAREA

La diputada Nina es una mujer que siempre se ha caracterizado por seguir lo establecido en los estatutos del partido, se  puede decir de ella que es muy clara y  a veces llega al límite de la brutalidad para decir las cosas. Posee una conducta intachable, puede pecar de celosa en lo que se refiere a  la observancia de los canales regulares de la revolución. Ella es de convicciones políticas fuertemente arraigadas en su corazón, mente y proceder. Su conducta política es intachable.

 Su ética profesional y revolucionaria resiste cualquier tipo de pruebas por muy fuertes que estas sean. Cuando se trata de defender los logros de la revolución siempre se la encontrará en primera línea, la línea caliente, la de los y las que no desmayan para echar pa’ lante con la revolución y por la revolución.

Se encuentran nuevamente los dos camaradas en el Consejo Legislativo Regional al que ella pertenece.
-Hola, profesor ¿Viene a la presentación del libro del historiador?
--Sí, diputada Nina, vengo a eso y a hablar con usted.
-Bueno, vamos a la oficina parlamentaria, allí podremos hablar.

Se van los dos camaradas, llegan a la oficina,  es imposible hablar, hay mucho pueblo que espera ser atendido por la diputada.

El profesor va a la presentación del libro, luego vuelve a  pasar por la oficina parlamentaria y el gentío sigue creciendo, alcanza a ver a la diputada y esta le dice:
-Por favor, espere profesor y así salimos a almorzar cerca de acá.
-Bueno, esperaré,  son las dos de la tarde, diputada, tengo compromisos en mi pueblo y quiero que sepa que yo no viajo en helicóptero sino en autobús como lo hace usted.

-Ay profe, usted siempre con sus cosas.
-Es que, diputada, con la salud y el hambre no se juega y vea usted, si todos los días usted deja de almorzar eso el cuerpo tarde o temprano lo cobrará.

-Bueno, profe, nos veremos en el pueblo.
-Sí, diputada,” me meteré” par de empanadas en el terminal  de pasajeros y seguiré al pueblo.
-Saludos, profe. 

La gran mayoría de la gente cree que estos puestos políticos en revolución llevan consigo comodidades y no siempre es así, hay muchas personas que tienen que sacrificar su tiempo de descanso para que las cosas en revolución funcionen,  necesitamos que todo se resuelva lo más inmediatamente posible como lo ordena nuestro Comandante: “Este es un pueblo que tiene siglos esperando, no lo hagamos nosotros esperar más. Eficiencia o nada”

Pasan dos meses y la reunión no se ha podido realizar, los dos camaradas se han visto  con el tiempo de cada quien ocupado, los acontecimientos políticos en el pueblo se han ido sucediendo, y ahora la matriz de opinión no la parará nadie.

Vienen las elecciones parlamentarias y el Comandante envía a uno de sus hombres de confianza para que se mida en el circuito para optar a una diputación a  la Asamblea Nacional.

El alcalde expresa que él tiene “su propio candidato” 
Hasta hoy día no lo sabemos a ciencia cierta,  pues el otro candidato fue propuesto por los gremios magisteriales y el alcalde  no es docente.





CAPITULO 35

SI, ES ÉL


De regreso del restaurant, Doña Ana Lucrecia está muy callada en el  carro al lado de su esposo, lo que hay es que sumar dos más dos, sabemos que son cuatro, tenían razón los que decían que  no se debía confiar en este señor,  el que es ahora alcalde de este municipio.

 Llegan  a su residencia y aún la Doña continua muy callada. Se sienta para ver las noticias por la televisión,  en eso suena el teléfono:
-Es tu teléfono, José ¿Quién será a esta hora?
- Aló, a su orden ¿Quién es? 
-………..
-Pero ¿El alcalde está a las puertas de mi casa?
-………..
-Bueno, que por favor se baje, voy abrirles la puerta
-………..

-¿Qué vaya yo?
-………..
Bueno, sí, ya voy  

José Jacinto cuelga el teléfono, y con cara de extrañeza le dice a su mujer:
-El alcalde está allí en la puerta y quiere hablar conmigo
-A esta hora, José Jacinto ¿Y por qué no se baja?
-No lo sé,  la asistente dijo que le urge hablar conmigo, será que está equivocado, yo nunca he hablado con ese señor.
- No salgas ¿Y si no es él?  ¿Si es otra cosa? Es muy tarde, José Jacinto, quédate  aquí.
-Sí, es él




CAPITULO 36

DULCE VENENO

Vamos a esa contienda y cuando revisamos la estructura de nuestro partido, esta no existe, fue montada para que el alcalde cumpliera con  un requisito que le exigía el partido, la estructura no existe, las personas que aparecen en las listas como dirigentes del partido, ni siquiera se habían enterado que los habían colocado en esa estructura.
  
Lamentablemente para el partido y  con consecuencias nefastas para nuestro pueblo, hasta el día de hoy, algunos dirigentes arrastran conductas cuarta republicanas en esta revolución bolivariana.

Estalla el problema interno y es nombrada una comisión para que asuma la organización de las elecciones parlamentarias, el profesor es nombrado como parte de esa comisión, junto con dos personas más.
La organización de esas elecciones fue en realidad traumática, por un lado los comisionados pasaban dando las informaciones emanadas de la dirección regional y nacional,  y por el otro pasaban el alcalde y su gente desautorizando lo emanado de esa dirección.

-Diputada, ¿Qué será lo que está pasando?
- No lo sé, profesor, en realidad no sé por qué el alcalde se comporta de esa manera
-Pareciera,  que no le importase que este partido se organizara para enfrentar estas elecciones.
-Para ello, tenemos que trabajar más allá del límite de nuestras fuerzas, profesor.
-Diputada y entonces ¿Cómo hacemos? Nosotros damos la información como lo manda la dirección regional y  nacional a los patrulleros y patrulleras,  y esto es que las patrullas deben  conformarse con las personas que votan en cada centro electoral.
 Y luego viene el propio alcalde en medio de una reunión con los diputados nacionales y dice que se puede hacer las patrullas con gentes de todas partes,   de cualquier centro electoral,  y nadie dice lo contrario en esa reunión, entonces ¿Qué  es lo que está pasando?
-La verdad no lo sé Profesor, la orden del Comandante es ganar en todo el país para darle mas poder al pueblo,  y para poder ganar hay que estar organizados, así que redoblemos esfuerzos organizándonos.
-Diputada, nosotros pasamos en las reuniones organizando y ellos pasan luego dando una contra orden o desconvocando a una reunión anteriormente pautada y la gente se desmoviliza.
-Disculpe, profesor, la orden es organizar para poder ganar. Lo que ellos desordenen nosotros lo organizaremos así tengamos que dejar el pellejo o la vida en estas calles.

Por supuesto  que un alcalde es el jefe político en su municipio, nadie podía en esos momentos sospechar siquiera que él estuviese jugando para atrás. Para lograr sus planes políticos a este alcalde le convenían el desorden y la desorganización del partido, para él pescar después en río revuelto, pues estaba por cambiarse a otro partido político que no fue el mismo que le llevó a la victoria por la alcaldía.

Los diputados nacionales venían y se regresaban a  la capital más confundidos que cuando llegaron. Sin embargo,  una orden es una orden; las elecciones son eminentes y hay que ganarlas contra todo sabotaje interno.

Las elecciones son ganadas con mucho esfuerzo, ese día seria memorable. En una misma mesa sentadas las cuatro personas dirigiendo la movilización: los que quisieron sabotearla y él que colaboró con  la organización de las mismas contra todos los pronósticos internos.




A primeras horas de la noche el diputado que optaba a la reelección estaba en una esquina del comando de campaña, rodeado de una multitud heterogénea de personas. La diputada Nina lo llama aparte y le señala:
-¿Qué hace usted allí, rodeado de tanta gente y sin escolta?
-Nina, es nuestra gente y nos cuidamos unos a otros.
-Usted tiene razón, es nuestra gente, pero fácilmente puede penetrar algún infiltrado y agredirlo. Por favor resguárdese, que el profesor y yo vamos a contabilizar los votos y a organizar las actas a medida que vayan trayéndolas. Circule usted, diputado.
-De verdad, Nina, eres un Dulce Veneno.

No tenemos conocimiento de lo que hizo el diputado reelecto, pues cuando regresamos al comando todo era alegría y allí no pudimos cumplir con nuestro trabajo, teniendo que ir a realizarlo a una casa particular. En la noche ya se sabían los resultados, las actas fueron recolectadas  por una comisión que realizó un magnífico trabajo de conteo de los votos en tiempo real. 

Correspondió a la diputada y al profesor llevar todas las actas totalizadas del escrutinio a la capital. Muy de noche llegaron a la sede del partido, los diputados regionales estaban allí, bañaditos y  vestidos, mientras la diputada Nina y el Profesor, transitaban como les tocó ese largo día. Llegó el Gobernador







CAPITULO 37


ESTAMOS A LA ORDEN

 El Gobernador,  sentado en su despacho de la casa del partido, por su puerta abierta  nos vio pasar  para la oficina de resultados de escrutinios. Entregamos las actas y ya nos retirábamos cuando le informan a la diputada que el Gobernador nos llama.

La diputada Nina se devuelve y me indica muy bajo:

-Profesor  el Gobernador nos llama,  estamos sucios y mal olientes. Hemos estado trabajando desde esta madrugada ¿Nos vamos para el pueblo o hablamos con el gobernador así como andamos?

Ya estábamos en el pasillo interior,  fuera de las dependencias de las autoridades regionales. Se cierra la puerta automáticamente y nos quedamos afuera con ese dilema, en eso viene la diputada Miriam y nos abre la puerta, entramos nuevamente. La diputada Nina pasa sus manos por sus desarreglados cabellos y quedan aún  peor, así entramos.

El Gobernador está radiante, luce una amplia sonrisa en su flaco rostro, delante de todos los presentes se dirige a nosotros y nos suelta:
-Buenas noches, Nina, muy buen trabajo, les felicito, sé que no ha sido fácil para ustedes, vayan a descansar, se lo merecen, un aplauso para estos trabajadores revolucionarios que consiguieron una brillante victoria en ese circuito.
Los diputados y diputadas presentes aplaudieron. 
-Muchas gracias.
Al  regresar al pasillo la diputada  indica:
-Vamos a tomar agua antes de irnos, profe.

Ella entra en la oficina a buscar agua y en eso a pocos pasos viene saliendo  del departamento de resultados electorales el flamante, alto, pesado  y grueso diputado suplente  elegido hoy en esta fórmula,  palmea el hombro del profesor  al expresar:

 -Muchas gracias, Miguel.
-Siempre a  su  orden, diputado suplente
El diputado suplente recién elegido se sonríe y camina entrando a la oficina donde se realizaría la reunión de los diputados con el Gobernador
Pasaría cierto tiempo y muchas otras cosas muy importantes para nuestro pueblo y el país antes de verse nuevamente.






CAPITULO 38

CHOQUE A MEDIANOCHE


 De regreso del comando regional, el camión donde viajábamos choca. La diputada quiere arreglar el choque allí mismo, nuestro chofer no tuvo la culpa de la colisión, la diputada se ofreció a pagarle la avería de automóvil pues es enemiga de andar “chapeando con sus credenciales” y el otro chofer no aceptó.
Esperamos a la inspectoría para levantar el choque, mientras tanto,  terminó la reunión  en el comando, pasaron casi todas las autoridades que estuvieron por horas evaluando los resultados electorales

Ninguno de los directivos nos reconoció en la noche capitalina. Sólo un automóvil se estacionó al lado de la acera donde estábamos parados esperando el levantamiento del choque. Se baja un hombre de pequeña estatura y le señala a la diputada:
-¿Nina, qué ha pasado?

-Estábamos cruzando para tomar la avenida y este automóvil chocó al camión, el profesor, que iba en la ventanilla, le gritó advirtiéndole,  de todas formas el chofer del carro se metió y nos dio.
- Me quedaré a acompañarles. Hola, cómo está profesor.
-Muy bien, diputado. Gracias.
-Gracias les damos por ese magnífico triunfo en el sur, sabemos que no fue nada fácil, cumplimos las instrucciones de nuestro Comandante
-Diputado Elio, muchas gracias por haberse parado,   le ruego irse,   esperamos a  la inspectoría de tránsito. No queremos que lo vayan a ver acá, y entonces, mañana los periódicos de la oposición digan cualquier otra locura de las que ellos  acostumbran. Por favor, váyase usted.

-Acostumbrado debería estar yo, esta es la segunda vez en este día que me dices que circule. 
-Discúlpeme, diputado, por la  vehemencia  con su seguridad, le debemos cuidar pues usted está llamado a realizar cosas extraordinarias para esta revolución.  Sé que es todo un caballero, constantemente lo ha demostrado, así que  circule por favor.

 Se marcha el diputado  dejándonos con nuestro choque de automóvil contra camión.

  Desde allí nos trasladamos al comando de la inspectoría, luego cuando ese enorme lio termina, cambiamos de chofer  teniendo que esperar a que nos viniesen a buscar desde el pueblo. 
A  las tres de la madrugada del día siguiente de la elección estaba el camión con otro chofer estacionado en la intercomunal, mientras nosotros desayunábamos comiéndonos una sabrosa arepa de reina pepeada cada uno. Teníamos más de veinticuatro horas sin ingerir sólido alguno, estábamos felices, cumplimos con nuestro Comandante  ganando las elecciones
Pasarían  meses para poder volvernos a encontrar.






CAPITULO  39

SEÑUELO

Es Sábado de Carnaval. 
La ciudad se divierte, de la cabaña de Don Joselillo piden muchas y variadas comidas y bebidas espirituosas, parece que  la pareja seguirá la celebración. 
Todas las cortinas de las habitaciones están corridas y los policías a través de los micrófonos captadores a distancia solo escuchan  la música a alto volumen. 
Este cambio intempestivo de hotel les ha impedido realizar un seguimiento más a fondo.

Por la tarde llegan más camionetas últimos modelos, se estacionan muy cerca de la cabaña, de ellas salen parejas de hombre y mujer, entran y salen de la cabaña, están de fiesta, se ríen, bailan con  la música que emiten los equipos de sonidos de las camionetas, en fin, todo es alegría.  
Don Joselillo regresó y nada ni nadie de la policía del estado se enteró que  se había  ausentado. Por veinticuatro horas estuvo fuera del hotel en la ciudad de los carnavales del alto de Los Andes.

A la media noche aparecen en la puerta del hotel las camionetas donde se trasladan Don Joselillo y su personal, parten velozmente por las avenidas. Los policías van detrás de ellos.



CAPITULO 40

MÚSICA LLANERA, DANZA DE MILLONES

El Gerente está radiante, ha salido inclusive a bailar con la chica  de cuerpo espectacular, vestida de ajustado cuero negro, ya nada le duele, ha logrado numerosas y abultadas cuentas para su banco. Se ha tomado varios tragos con el niño Linares. Regresando de bailar le explica a este:
-Hermano, que noche tan hermosa, quisiera que nunca acabara, somos gente de negocios que regalamos sonrisas,  decoro y armonía.
-Así es, señor gerente, así es, solo recuerde que la camioneta llegará a su casa esta noche y debe mantener el estacionamiento franco.
-Hermano, es más, si quieres, estaciónalo en mi habitación, tienes puerta franca para que consideres mi casa como tuya, ja, ja, ja, ¡Que vivan la caña, el hurto, la prostitución y el robo a mano armada, más nada, hermano!
-“A mí me gusta  el dinero, este gerente no tiene paz con la miseria. Por unos reales es capaz de venderle  su alma al diablo, si este existiera.  Me llama hermano, por haberle dados sus buenos golpes. Ahora me doy cuenta que debí haberle dado unos cuantos  más para que tenga responsabilidad y sea serio, posee toda la razón Don Joselillo cuando dice que todo hombre  tiene su precio, y que por dinero baila el perro”


CONTINUARÁ




lunes, 5 de diciembre de 2016

A MIS AMIGOS Y A QUIENES NO LO SON



Quiero compartir con todos mis lectores estas sabias palabras tomadas de las Sagradas Escrituras, como una propuesta para que las leamos, reflexionemos y apliquemos a nuestra vida diaria.


Proverbios 26:20-28 
Versión Reina-Valera 1960

20 Sin leña se apaga el fuego,
Y donde no hay chismoso, cesa la contienda.
21 El carbón para brasas, y la leña para el fuego;
Y el hombre rencilloso para encender contienda.
22 Las palabras del chismoso son como bocados suaves,
Y penetran hasta las entrañas.
23 Como escoria de plata echada sobre el tiesto
Son los labios lisonjeros y el corazón malo.
24 El que odia disimula con sus labios;
Mas en su interior maquina engaño.
25 Cuando hablare amigablemente, no le creas;
Porque siete abominaciones hay en su corazón.
26 Aunque su odio se cubra con disimulo,
Su maldad será descubierta en la congregación.
27 El que cava foso caerá en él;
Y al que revuelve la piedra, sobre él le volverá.
28 La lengua falsa atormenta al que ha lastimado,
Y la boca lisonjera hace resbalar.


 Sitio web de la imagen: http://pastordanielsousa.blogspot.com/2012/04/i.html

EL HOMBRE DEL TRIGO (NOVELA) CAPÍTULOS 21 AL 30



Por: Marcos Julio Leal Ceballos

CAPITULO 21.Estricnina
CAPITULO 22.Mirada Ausente
CAPITULO 23.Tierrita En Sus Ojos
CAPITULO 24.Restaurant De Lujo
CAPITULO 25¿Cómo Le Puede Ir Este Día?
CAPITULO 26.De Gerente a Mensajero
CAPITULO 27.Las Tinajas
CAPITULO 28.Llora de Dolor Corporal
CAPITULO 29. ¿Pajúo?
CAPITULO 30.Gentil Invitación



CAPÍTULO 21 ESTRICNINA


La bella mujer tiene treinta y seis años de edad, a los dieciséis ya era madre, tiene dos hijas y un hijo,  siempre había sido una luchadora social,  su matrimonio no duró lo que se suponía que duraría, porque ella,  a su vez  ya estaba casada con la revolución, y  no todos los hombres están prestos y dispuestos  a compartir el tiempo familiar con el ejercicio político en beneficio del pueblo.

Se encuentran al sur del estado compartiendo una actividad política, con un grupo de educadores y educadoras que están alfabetizando a los compatriotas que nunca fueron atendidos por gobierno alguno, hasta que llegó la revolución.


Se hallan también presentes los coordinadores municipales del eje sur del estado, se saludan entre ellos y ellas con gran cariño y admiración. Todos saben la gran misión que están realizando por los más pobres de los habitantes de este estado.

La bella dama avanza, con ese andar de mujer luchadora y segura de la labor social  y política que  con gran dedicación realiza.

-Hola, profesor, tanto tiempo sin vernos, le hemos extrañado mucho.

-Hola, diputada Nina, es un verdadero placer verla, el trabajo intenso a usted la hace cada día más bella.

-Gracias, profesor, usted  siempre tan amable, pero, a veces este trabajo no nos deja tiempo ni para comer, la revolución es así, hemos tenido un pueblo que por siglos no había sido atendido  satisfactoriamente en casi ninguno de sus problemas, y mi Comandante nos exige respuestas rápidas y efectivas en las soluciones a esos problemas priorizados. 

-Así es, diputada Nina, no tenemos tiempo para lo personal, solo disfrutamos una gran satisfacción colectiva por los éxitos alcanzados en cuanto a lo pautado en las misiones educativas y sociales.

-Si, profesor, alcanzamos también un gran éxito político al lograr mantener a nuestro nuevo alcalde en su puesto, porque los disturbios  de esta semana, amenazaron la estabilidad del pueblo.
Claro que todo esto sirvió para cohesionarnos como partido político y como defensores de nuestra revolución.


-Estamos de acuerdo, diputada, aunque ayer vi en el despacho del alcalde puras caras nuevas.  Allí no he visto  hasta ahora a alguno de nosotros que somos pueblo, a los y las que apoyaron con todas sus  fuerzas para que se consolidara esta nueva victoria. 

-Profesor, debe haber algún error, allí, en el despacho tiene que estar la gente de nuestro pueblo, la que hizo posible el triunfo del poder popular, esa es su victoria, construida con mucho esfuerzo y tesón. 

En ese momento se acerca el alcalde del sur. La conversación es interrumpida por los respectivos saludos y luego comienza la intensa reunión de trabajo y evaluación.


 Los múltiples trabajos y compromisos políticos y educativos a los que están sometidos estas dos personas les impiden la comunicación diaria directa, pasarían algunas semanas para poder coincidir en otro escenario.


Para entonces, ya todo habría cambiado en cuanto a las apreciaciones emitidas la primera vez y lejos de su municipio: la sucesión de hechos se encargaría de cambiar sus apreciaciones primarias. 


CAPITULO 22

MIRADA AUSENTE

Ana Lucrecia sigue en el despacho del nuevo alcalde, nadie le da alguna respuesta de dónde se encuentra el alcalde.

Se arremolina todo el personal que está detrás del largo mostrador  de la entrada del despacho, dicen que va a salir el nuevo alcalde. Ana Lucrecia, le dice a su chofer:
-Ernesto, esperemos para ver al nuevo alcalde y le damos la información y así cumpliré aquello para  lo que he venido
-Si, como usted diga, Doña Ana Lucrecia.

Al instante comienza a salir una cantidad de personas que la señora no conoce, porque no los vio en la campaña política recién finalizada, el pequeño hombre  y su mujer van en medio de ellos.

La mujer mira a Doña Ana Lucrecia, esta le hace señas con su mano, la mujer finge estar ausente, su mirada está vacía como si gravitara a cien años luz de allí.


El hombrecillo sonríe, se encuentra con la mirada sorprendida de Doña Ana Lucrecia, le hace señas para que le siga. Salen de en medio de la multitud y se dirigen a una  nueva camioneta que está estacionada al otro lado de la calle del edificio de la alcaldía. El hombrecillo se vuelve y le grita:

-¡Ana, ven con nosotros! 
Le ha tuteado por primera vez en su vida. 

Doña Ana Lucrecia confundida se acerca, el escolta le abre la puerta trasera de la camioneta, ella sube como un autómata, la mujer del alcalde entra en la camioneta por la otra puerta, se sienta al lado de Doña Ana Lucrecia como si esta no existiese, no le ha mirado, no le ha saludado, no le ha hablado.

El alcalde sube adelante al lado del chofer y le dice a este:
-Casimiro, estoy cansado, vamos al mejor restaurant de esta vaina.
-Entendido, señor Alcalde.

Parte la camioneta, el señor alcalde observa unos periódicos regionales que están en el asiento y pregunta:

-¿Y esos periódicos?
-Son los periódicos regionales donde sale usted.

-Ah, qué bien, el hijo de Saturnina saliendo en los periódicos, caramba, quien lo iba a decir.
-Tú ahora eres el alcalde, somos gente de tronío y nos debe respetar todo el mundo, todo el mundo.

Esto lo dice viendo de lado a Doña Ana Lucrecia que no ha emitido ningún sonido por su boca desde que se sentó en esa camioneta. 

Llegan al mejor restaurant de la ciudad, según el chofer por supuesto. Se bajan todos, Doña Ana Lucrecia rodea la camioneta, alcanza al alcalde que ya va a entrar al restaurant y le dice:

-Alcalde, necesito darle una información.
-Para ti soy Adán, siempre Adán.
La mujer del alcalde lo mira fijamente y le dice con fuerza:

-Eso sí que no, ahora serás Señor Alcalde para todo  mundo ¿Me oíste? Eso es cosa de respeto.

-Mujer, si es Ana Lucrecia, nuestra amiga y camarada.

-Ya te dije: esto es para todo el mundo y punto, Señor Alcalde, qué se han creído.
-Tranquilízate  mujer y entremos que estoy cansado, entra Ana Lucrecia.
-Prefiero que hablemos acá, señor Alcalde.

-Ya te dije, Ana Lucrecia entremos.
-Si ella se quiere ir déjala ir, ella no es de la familia.
-Tranquila negrita, que Ana Lucrecia nos acompañe.
-Bueno allá tú. Ella no es de la familia, ya te lo advertí y es lo primero que haces.

Están todos y todas a las puertas del lujoso restaurant. También han llegado los hijos de la pareja con sus respectivas novias y las amigas de estas, todo es un alboroto como si estuviesen en una “caimanera de fútbol”

Vienen saliendo unos comensales hablando entre ellos muy bajo, en forma casi inaudible, al pasar  junto al bullicioso grupo “los ven como si no existiesen”

El alcalde ve a su mujer como en los viejos tiempos, los ojos negros y huidizos reflejan una frialdad aterradora.

 La mujer recuerda los nada agradables encuentros sabatinos y se contiene, un ligero temblor aparece en su boca que calla violentamente otra protesta que seguro diría.

 El alcalde dice con mucha cortesía:
-Tranquila, negrita, adelante Ana Lucrecia.

Entran todos al restaurant, Doña Ana Lucrecia va caminando como si cargase un saco de cemento en cada pie.




CAPITULO 23

TIERRITA EN SUS OJOS



En el gran hotel Piedra de Río se han alojado las diferentes agrupaciones de las manifestaciones culturales de todo el país.

 A las dos de la tarde surgen con sus atuendos para participar en el desfile de carnaval, salen los diablos danzantes, las burras, burriquitas, pollinos, los toros, las madamas.

 En fin, son incontables las comparsas y grupos, es un verdadero maremágnum de personas, que vienen a divertirse, en estas Ferias del Sol.

Entre todos ellos van también don Joselillo y sus guardaespaldas, estos son diez, tres mujeres y siete hombres. Van todos disfrazados y pasan desapercibidos para los policías de paisano que están rodeando todo el hotel donde se habían hospedado la noche anterior.



Las comparsas se alejan del hotel, unas cuadras más abajo un grupo se desprende y cruza la avenida y es recogido por cuatro camionetas identificadas como pertenecientes al comité organizador de las ferias.


Pasan diferentes puntos de control sin ser detenidas en ningún momento, llegan al aeropuerto situado en el centro de la bella ciudad, se bajan todos y se introducen en los baños de los pasajeros.

 Pocos momentos después salen de entre ellos una alta mujer con su acompañante, él viste de traje con saco y pantalón, ella luce una rica manta guajira, se ven  unidos, como muy enamorados, pasan por los controles, entregan sus documentos de identificación, entran a la sala interior que es la antesala para el abordaje de las aeronaves.

 Nadie les detiene, en esos precisos momentos aterriza una nave, busca el acomodo cerca de la pista y la pareja sube despreocupadamente a ella.


Afuera en la ciudad el desfile continúa. 
Los policías del comisario general siguen  apostados alrededor del hotel esperando que aparezca Don Joselillo para seguirlo.




CAPITULO 24

RESTAURANT DE LUJO

Doña Ana Lucrecia está aterrada con lo mucho que ha visto en tan poquísimos minutos. No alcanza a pensar rápidamente qué debe hacer, y solo piensa que si esto le está pasando a ella, que no le tiene miedo ni le corre a un tigre en plena selva ¡Qué será para la gente humilde y sencilla del pueblo  cuando le toque  acudir a sus nuevas autoridades elegidas por ellos con su voto directo y lleno de esperanzas en búsqueda de remedios para sus urgentes necesidades!

La doña no atina si debe irse corriendo  o  enfrentar la verdad que se presenta a sus ojos sin  atenuante alguno. 
 Traga fuerte la doña y decide  hacer aquello a lo que fue.

Los mesoneros solícitos atienden a las personas, “es el nuevo alcalde y su personal” piensan mientras colocan las mesas unas al lado de las otras para poder acomodar a tan numerosa comitiva.

-Es el nuevo alcalde.

Le informa un mesonero a la dueña del restaurant, que se asoma en la puerta de su oficina para saber qué es lo que pasa, el por qué tanto revuelo en el personal.

El alcalde toma un costado de la mesa y se sienta diciéndoles
-Siéntense todos.
Los mesoneros se quedaron con la silla sacada a la cabecera de las mesas, el alcalde ni cuenta se dio que era para él, supuestamente. Todos se  sentaron excepto Doña Ana Lucrecia.
-Siéntate,  Ana Lucrecia.

-Necesito hablar con usted Señor Alcalde
-Después de la comida,  Ana, después de la comida.

Doña Ana Lucrecia se sentó, todo cambió para ella, volvió a ser ella misma y se dispuso  a  saber hasta dónde llegarían estos señores.

Pensó “el alcalde cree que vengo a pedirle algo, esto será divertido, por Dios que sí, estoy verdaderamente sorprendida, pero ahora sé que él piensa que vengo a pedirle algo…Esperemos Ana Lucrecia, esperemos, nadie te lo contará, tú lo verás por ti misma, estás en el propio sitio de los acontecimientos, gracias, Dios mío, por apiadarte de esta humilde servidora”

Todos pidieron su comida a la carta, Doña Ana Lucrecia pidió un vaso de agua de la casa.

Nadie se dio cuenta que ella no había ordenado comida alguna.


CAPITULO 25

¿CÓMO LE PUEDE IR ESTE DIA?

El avión llega a San Juan, aterriza en el aeropuerto, corretea por la pista y entra al galpón donde se guardan las aeronaves. Los dos pasajeros se bajan,  se han cambiado de ropa, tienen vestimenta y equipo de motorizados, toman dos motos de las que están estacionadas  a un lado en la alta edificación, se colocan sus respectivos cascos y salen por una puerta para vehículos.  

La puerta lateral del aeropuerto está custodiada por dos guardias que al ver venir las motos les dan la espalda y se besuquean con  las dos chicas, cada una de ellas tiene su casco de motociclista en las manos.


 Pasan los dos motorizados sin aminorar su velocidad inicial y las chicas se apartan de los guardias y corren hacia sus motos que están aparcadas muy cerca de esa puerta, se suben a ellas y parten en pos de los primeros motorizados. 


El gerente del banco ha hecho esto innumerables veces este último año, pero esta vez está más nervioso que de costumbre.

El gerente del banco ha tenido que seguir otras indicaciones, esta vez  ha arriesgando mucho, tuvo que sacar el dinero en moneda extranjera y guardarlo por unos días en su casa, eso no estaba dentro del trato.

Se quedó solo en su casa, su familia se fue de vacaciones y él se vio en la necesidad de inventar una excusa para no acompañarles. Este señor es su mejor cliente, pero está muy nervioso y tendrá que manifestárselo, si no acepta  sus condiciones le pedirá que cierre la cuenta en su banco.

Y ahora le llamaron para que trajese los maletines hasta el negocio de carne en vara La Negra, “Esto es el colmo, tendré que hablar seriamente con el señor, quien se habrá creído que es él, soy un gerente de un banco de la capital del estado”.

“Bien, por lo menos la música llanera está muy buena y las mujeres también, por ver aquí uno no paga, estoy de vacaciones y estoy solo, quién sabe cómo me puede ir en este día”.



CAPITULO 26

DE GERENTE A MENSAJERO


Los cuatro motociclistas llegan al negocio de carne en vara, está completamente lleno, el propietario le indica que pueden comer en sus oficinas, ninguno se ha quitado el casco para evitar ser filmado por las cámaras de circuito cerrado.

Entran a las oficinas y el propietario apaga las cámaras. Si acaso preguntasen diría que estaban reparándolas y listo, aunque ya lo filmado está  guardado en su correo electrónico personal.

Se quitan los cascos de motociclistas y las bellas mujeres sacuden sus hermosas cabelleras. El Gran Jefe solo dice a una de ellas:

-Tráelo.

La chica sale al gran salón atestado de gente, al rato entra de nuevo en la oficina y viene acompañada del gerente del banco que entra con cara complacida.


-Buenas tardes, Don Joselillo ¿Cómo está usted?

-¿Me trajiste el encargo?

-Por supuesto que sí, Don Joselillo, mi familia se fue a la playa de vacaciones y yo me quedé para cumplir su encargo, creo que debemos hablar, pues yo no puedo ser mensajero y repartidor. Usted comprenderá…mi puesto, mi prestigio, en fin, mi estatus.

Don Joselillo, fija su mirada sobre el niño Linares que todo el tiempo ha estado situado cerca, muy cerca del gerente, le hace a este una seña casi imperceptible con los ojos, el niño Linares se  dirige al Gerente y le indica muy amablemente:

-Por favor acompáñeme, venga por acá.

-Es que aún no he terminado con Don Joselillo.
Entonces le dice bajo, muy bajo, pero firmemente:
-Por favor, acompáñeme
- Está bien, vamos.
-Por acá, señor gerente, esa es la salida, venga para que hablemos.


El niño Linares está parado ante una puerta lateral, la abre y le indica al gerente que pase al interior,  le dice todo esto con una agradable sonrisa pintada en su bellísimo y angelical rostro. El gerente pasa ante él a la otra habitación. 

El  conjunto de música criolla arranca y la cantante entona su hermosa canción, todo es alegría, son gritos, algarabía y nada se entiende.

El dinero facilmente obtenido, corrompe al hombre  totalmente.
 El trabajo honesto al hombre,  es como el acero al puente, lo hace indestructible a los vientos, tempestades y a crecidas intempestivas del río. 


CAPITULO 27

Las Tinajas

En la larga mesa todo es alegría, son más de veinte comensales, los demás clientes en las mesas que les rodean han apurado su comida y han ido desocupando el lugar. Todo el mundo en la mesa habla a gritos, la única persona que luce tranquila y callada es Doña Ana Lucrecia.
El alcalde se levanta de la mesa para ir al sanitario, en eso ve de nuevo a Doña Ana Lucrecia y recuerda que le había invitado a venir y la señora se quería ir. Pasando junto a ella le expresa:

-Ana Lucrecia, ya vamos a hablar, voy a cambiarle el agua al canario.
-Como usted diga señor alcalde. 
La señora lo mira con una frialdad abrumadora y con una resignación total.


El alcalde a su regreso se sienta en una silla al lado de la señora, le mira fijamente y le suelta a boca de jarro:

-Viniste por un contrato, Ana Lucrecia, pero quiero que sepas que contrato para ti, ahorita, no hay.

-No, señor alcalde, no vine por ningún contrato, en estos momentos estamos ejecutando tres obras, así que no tenemos el tiempo, ni el personal para ejecutar otra obra por muy pequeña que fuese.

-Ah, pensé que venias por un contrato, porque gané las elecciones.
-No, señor alcalde, le repito, no vengo por contrato alguno, vine porque la gerente del banco me pidió que le informara a usted y a su administración que en el banco reposa un dinero que es de la alcaldía y que dejo en depósito la administración pasada y que usted puede hacer uso del dinero cuándo lo considere conveniente. Buenas tardes, señor alcalde.

El alcalde se queda enmudecido, como si estuviese pensando.

Doña Ana Lucrecia, se levanta y sin decir otra palabra se marcha.

Va caminando hacia la puerta de salida del restaurant, saca el celular  de la cartera y llama directamente a su esposo:

-Por favor ven a buscarme, estoy en el restaurant Las Tinajas, acá te espero.



CAPITULO 28

LLORA DE DOLOR CORPORAL


El gerente entra a la habitación y se da cuenta que es el baño privado del propietario, no tiene tiempo para pensar nada más, siente un fuerte golpe en su estómago, se dobla del dolor, de inmediato recibe otro golpe en su espalda, cae boca abajo en el piso, y allí le llega una lluvia de patadas, todas desde el cuello para abajo en su grueso cuerpo.

El niño Linares no ha emitido sonido alguno por su apretada boca, los gritos y sonidos de dolor que lanza el gerente son ahogados por la música que se escenifica  en el salón principal. 

El gerente llora de dolor, en su atribulada mente solo piensa “este es un sueño, esto no está pasando, soy un ciudadano decente, soy Propietario-gerente del banco”

El niño Linares se mira en el espejo, arregla su cabello muy bien cortado, se ve sus dientes, blancos brillantes  en un rostro perfecto.

Sonríe para sí mismo, se arregla el traje de cuero, y solo después lanza su mirada sobre el hombre que está quejándose tirado sobre el frio piso del baño.

Se inclina y muy amablemente le dice al asustado y adolorido hombre:

-Por favor levántese, señor gerente, le ayudaré, se ve muy feo en el suelo.

El hombre quiere levantarse pero por los fuertes dolores que siente, no le es posible.

El niño Linares  amablemente se inclina más y le ayuda a levantarse.

El hombre trabajosamente se levanta y se mira en el espejo, el niño Linares está detrás de él, lo mira con esos ojos verdes, sin ningún tipo de expresión, sin nada de sentimiento reflejado en tan bellos ojos.

Esos ojos  que  son  apetecidos por tantas y tantas mujeres de todo tipo y de todos los niveles sociales y académicos. Esos ojos no reflejan nada, ningún sentimiento, ninguna pasión. Son inconmovibles.


 El  niño Linares pega su boca al oído del gerente y le dice:


-Tú no le vuelves a hablar a Don Joselillo así como lo has hecho, tú no eres nadie, si se te ocurre no obedecer lo que se te ordena, ningún miembro de tú familia sobrevivirá. Tienes que tener responsabilidad. Debes ser un hombre responsable, porque si no yo te corregiré ¿Entendiste bien, poca cosa?

El Gerente con una mueca, mueve la cabeza en señal de asentimiento. El niño Linares sale primero del baño.

 El hombre queda solo y se pregunta:
 “¿Con que gente me he metido? ¿En qué lío estoy? ¿Y mi familia sin saber nada está en peligro inminente? Tengo muy buenos amigos en todas partes, soy un hombre poderoso, tengo buenos amigos en todas las esferas del gobierno, les he resuelto muchos inconvenientes dándole viabilidad a sus problemas financieros, algo me deben. Les llamaré para que me ayuden en esta hora tan difícil, sí, les llamaré”


“Mi familia, mi esposa, mis hijos, son lo primero,  para ellos he trabajado toda mi vida, he trabajado como un hombre decente que soy. Llamaré a la policía, eso haré”
Trabajosamente camina hacia la puerta, la abre y entra nuevamente en la oficina del propietario del negocio.

El niño Linares no tiene contemplación con las personas que  desobedecen órdenes.  Teniendo sólo ocho años su padre lo dejó al cuidado de un amigo de él y la mujer de este. La mujer había tenido un niño en una unión anterior el cual contaba en esos momentos con diez años de edad.
 Vivian en una granja que la mujer había heredado después de la muerte misteriosa de su primer esposo.
Los dos niños se hicieron amigos,  un día de regreso de la escuela caminando por la orilla de la carretera vieron unos árboles de  guindas criollas*, se acercaron a ellos y comenzaron a tomar las frutillas.
A lo lejos divisaron que se acercaba la dueña de la finca con algo en la mano, los niños salieron corriendo de la propiedad y en la carrera se separaron, el niño grande buscó a su amiguito ya que era responsable de este, no le encontró.
Pasaron las horas y se decidió regresar a su casa sin el niño pequeño, cuando llegó, el niño pequeño había regresado solo  y le estaba aguardando a lado de la madre que lo cuidaba y del compañero de esta:
-Menos mal que regresaste amiguito, te quería ir a buscar y no me dejaron.
-Te estuve buscando todo este tiempo, temía haberte perdido, soy responsable de ti por ser mayor.


*NOTA: Guindas criollas: cerezas
 Nos aterrorizamos y corrimos, la señora lo que traía en sus manos era una bolsa para que recogiésemos las cerecitas, nos asustamos y corrimos y te me perdiste, gracias a Dios y estas bien.

-Sí, mi amiguito y gracias a Dios tú también estas bien

El compañero de la madre le dice  al niño menor que entre a la casa, este lo hace y,  a través de la ventana observa con angustia como este señor azota a su amiguito con un pedazo de  manguera doblada en dos vías, el niño cae al suelo, la señora va a auxiliarlo,  el azotador le grita:
-Déjalo allí, eso es para que aprenda a cumplir sus responsabilidades. Para que sea un hombre responsable.

El niño no se movió nunca más, fue llevado al dispensario de salud y declarado muerto. El causante de esa muerte huyó a su país de origen y no se supo más de él, así que por el lado de la justicia humana no recibió el castigo merecido por este hecho.

El niño Linares  creció solo, nunca más tuvo un  amigo,  y se  asegura de  que todas las personas a su alrededor cumplan con sus responsabilidades, caso contrario, él se encarga de que nunca más vuelvan a desobedecer. 
A los quince años, ya era un atleta formidable en su escuela secundaria.
 Se acostumbró a las labores del campo convirtiéndose en un magnifico cazador, sobre todo en las noches era más efectivo.
Un  día, faltando poco para graduarse en la secundaria, su padre le vino a buscar, se lo llevó y sus estudios quedaron interrumpidos.

En cinco años de delitos se hizo con la propiedad de casi todas las panaderías más grandes del centro del país, los antiguos dueños algunas veces continuaban regentándolas, o se habían ido a descansar a su país de origen, otras veces descansaban para siempre en un frio camposanto.

Esas panaderías son las más productivas, abastecen de materias primas a todo el país,  y nunca son tocadas por el hampa y ni siquiera alguno de los policías corruptos cobradores de peaje a los comercios se meten con ellas, pues todos saben que pertenecen al “Hombre del Trigo”.




CAPITULO 29

¿PAJÚO?

El alcalde queda con la boca abierta y  Doña Ana Lucrecia se aleja,  camina y va  sacando su celular para llamar a su esposo.
-¿Y a ti qué te pasa, negro, que te quedaste con la boca abierta?
-Negrita, que ya tenemos plata, el musiú dejó plata en el banco.
-¿Queeee?  ¿Dejo plata el muy pajúo?
-Cállate, negrita, que estás en un restaurant de lujo.
-Ah, que bien, el en  sus primeros cuatro años hizo “negocios lícitos”, luego cuando lo reeligieron acabo con todo, pero entonces esa plata es nuestra ¿Sí?
-Bueno, pero vamos a ver cómo podemos sacarla, negrita.

- ¿Cómo va a ser? Sacándola. Es nuestra.
- Ya va, ya va, vamos a hablar con el administrador de la alcaldía y los sacaremos hoy mismo.
-Esto merece una celebración especial vamos a un lugar donde podamos escuchar “Apure en un viaje”

-No es así mi amor como se llama tu canción, vamos a celebrar, todos a celebrar, como debemos: en familia.
Se acerca la dueña del restaurant a despedirles:
-Señor Alcalde, estamos a su orden, también tenemos comidas para llevar.
-Eso está muy bien, negrita, ya no cocinarás más, desde mañana mismo pediremos la comida y que la lleven a tu oficina, allí comerá toda la familia.
-Como usted diga señor alcalde, tenga, llévese una de nuestras cartas para que pidan por ella, solo con una llamada telefónica le llevaremos su comida y  un personal irá especialmente a atenderles.



Los flojos de la plaza dicen que la primera familia del municipio en un mes de comidas,  agotó todas las partidas para ese rubro en tres años





CAPITULO 30

GENTIL INVITACIÓN

El gerente se encuentra con la oficina sola, excepto por una bella mujer  vestida toda de cuero y que está recostada en el amplio escritorio del propietario del negocio.
-Venga por acá señor gerente, usted es invitado muy especial de Don Joselillo.
-Quiero irme a mi casa, eso es lo que quiero.
-O sea ¿Que el niño Linares no le explicó muy bien, señor gerente?
-Sí, pero quiero irme a casa, señorita.
-O sea ¿Que usted desprecia una invitación especial del Don Joselillo?
-Sí, señorita, quiero irme a mi casa.
- O sea, que conste que usted lo quiso así, llamaré al niño Linares para que le acompañe hasta su casa.
-No. Por favor, me iré solo.
-De ninguna manera. 
-Señorita déjeme ir solo. Le pagaré lo que sea.
-O sea que se ve que el niño Linares no cumplió bien con su deber, y en ese baño no le dio a usted el mensaje que le mandó a dar Don Joselillo.
-Si. Señorita, si me lo suministró, pero me quiero ir, 
-Esto es grave para él y para usted. El niño vendrá furioso para acompañarlo al infierno.
-No, no por favor
-O  sea, usted se lo buscó por no aceptar la gentil invitación de Don Joselillo. En verdad  lo siento por usted, señor gerente. Llamaré al Niño.
-No, no, por favor no lo llame, no llame usted a ese señor, iré, iré, iré solo.



CONTINUARÁ