martes, 30 de julio de 2019

EL NIÑO QUE NO QUERÍA ABANDONAR SU PAÍS



Cuento.

Por Graciela Rojas


Hace algún tiempo vivía una familia humilde en una pequeña ciudad, los vecinos eran muy unidos, compartían lo poco que tenían, en las tardes los hijos salían a pasear, era tanta la unión que existía entre los niños que parecían todos hermanos.

Un día comenzaron a sembrar para producir sus propios alimentos y también criaban animales para comer, los niños en sus horas libres ayudaban, le atendían y nunca se quejaron por nada, ni por el trabajo que estaban realizando, más bien les divertía.

Muy cerca de esta ciudad habitaba una familia, estaba compuesta por el padre, la mamá, la abuela, sus tíos e hijos y un niño muy inteligente que se llamaba Luisito, todos le querían, en su escuela él era sobresaliente por su inteligencia y porque colaboraba con sus compañeros en las tareas escolares. Sus vecinos le esperaban al regreso de su escuela para jugar, la familia le cuidaba mucho y le complacían en lo que podían.

La mamá de Luisito una vez muy preocupada le dijo:

- Hijo, las cosas están muy difíciles, algún día me tendré que ir a trabajar fuera del país para buscar otra entrada de dinero para la casa, porque lo que tenemos y lo que tu papá produce con tanto esfuerzo es muy poco, y no nos alcanza para subsistir .

El niño de seis años de edad le contesta a su madre:

- Mami no te vayas, porque cuando yo sea grande trabajaré duro en nuestras tierras que Dios nos dio.

Ella riéndose le dijo:

-¿Cuando será eso hijo mío, si todavía te falta mucho camino en la vida que recorrer y nuestro deber es cuidarte y mantenerte bien? Querido hijo, cuando seas grande, tú nos podrás ayudar.

Luisito da media vuelta y le responde a su madre:

- Tú lo que quieres es irte de nuestro lado, mami, ir a buscar una aventura en otro país ¿Y si te va mal? Mami, aquí en nuestra tierra tenemos para comer, muy humildemente, pero tenemos.

La mamá comenzó a explicarle que nunca se puede pensar mal, porque ella viajaría para darle a él y su familia un futuro mejor y un mejor vivir para todos.

El niño llorando le dice que él no quiere irse con ella porque aquí esta su escuela, su familia, sus compañeritos de clase, su maestra y todos los vecinos que convivían con ellos en la comunidad a las afueras de la ciudad.

Viendo esto su mamá le dice que está bien, que ella pensaría mucho la propuesta de viajar, que luego decidiría si viajar o no hacerlo.

Pasaron algunos días y la mujer le dice a su esposo que ya tenía todo listo para viajar, porque en otro país ya llegaría al trabajo. El esposo le dice que estaba bien, que a qué hora se iría pues el niño aun estaba en su escuela y debía despedirse de él.

La esposa le responde:

- Vamos a la escuela a buscarlo.

Llegan a la escuela y el niño los mira y les dice:

- ¿Que pasó papá? Todavía no es hora de retirarme de la escuela.

La mamá le responde:

-Lo sabemos hijo, pero es que me voy de viaje y me quiero despedir de ti, después te mandaré a buscar para que me vayas a visitar con tu papá, y si a ti te gusta el lugar te quedarías conmigo.

Luisito muy triste le responde:

-Mami, te vas a buscar otra entrada de plata para la casa, cuando te dije que aquí había de todo y que nunca me iré contigo, que yo iba a crecer y que te ayudaría cuando creciera, no me hiciste caso, pero bueno mami que te vaya bien, y no llores por mi, que estoy vivo y sano y espero que algún día nos volveremos a ver.

La madre llorando se alejó sin voltear hacia atrás para no mirarle.

Los meses pasaron muy rápido y llego el día en que ella le informa a su esposo que arreglara todo para que se fuera con su hijo, pues le iba muy bien donde estaba trabajando, que ya los podía tener con ella. El esposo muy contento dice que si, pero que el problema era el niño, porque no se quería ir:

- Él ya tiene su vida hecha aquí ¡Y tú lo sabes muy bien, mujer!

La esposa, muy disgustada, le contesta que Luisito es un niño, menor de edad y que no se manda solo, que debería entender que todo esto lo hacían por su bienestar.

Ese día muy temprano el papá llega a la casa y le pregunta a la abuela del niño que dónde se encuentra este, porque ya tenia todo preparado para irse con él al país donde esta su esposa. La abuela le contesta que el niño estaba en su cuarto con su prima Sofía.

El padre va a la habitación y le dice a Luisito:

-Hijo prepara todo lo que te quieras llevar, colócalo en esta maleta, que tu prima te ayude, porque los dos vamos a visitar a tu mami.


El niño de rodillas le dice:

-No, papi, no me lleves, no me quiero ir de aquí, ya se lo dije a mi mami antes de irse, aquí me siento bien con mi familia y mis amigos de mi barrio, mis compañeros de la escuela, mi vida esta aquí.

El padre molesto le responde que no lo puede dejar, que se tienen que ir a donde está su madre.

El pobre niño llorando le implora:

-¿Qué tengo que hacer papi para que me dejes aquí con mi abuelita y mis primos?

El padre aun enojado le contesta que tiene que pasarle algo muy grande para no poder viajar, pero no es así, porque todo está bien.

- Cuando venga del centro, espero que ya tengas todo listo para irnos.

La prima Sofía que era todo despistada lo deja solo, el niño se va hacia la cocina, en el fogón había una olla de agua hirviendo para preparar la comida, su abuela estaba en el patio agarrando una gallina, Luisito se monta en una silla y con decisión mete las manitas dentro de la olla con el agua ardiente y comienza a llorar y a gritar, su abuela se acerca corriendo, viene con Sofía y al ver al niño que se había quemado sus manos comienzan a gritar pidiendo auxilio pues el niño se había quemado y esto es muy delicado, se acercan todos los vecinos y se llevaron a Luisito al hospital.

Su padre llega al hospital y los vecinos le contaron su versión de lo que había sucedido.

El padre entra a la habitación donde esta el niño dormido y le pregunta a la abuela cómo había sucedido esto.

La abuela le responde que el niño había metido las manos en el agua hirviendo y se las quemó. Tenia quemaduras muy profundas y los médicos tuvieron que administrarle sedantes pues el dolor era muy intenso.

Cuando el niño despierta y aun con fuertes dolores, el pobre hombre se lleva una tremenda sorpresa cuando su hijo le mira con amor y dolor. El niño le confiesa:

- Papá, ya ha pasado algo grande, muy grande, no podré viajar.

El padre le pregunta:

- Hijo mío ¿Qué hiciste? ¡Tus manitos son tu vida!

El niño le responde:

-Si papi, pero no le pueden quitar la vida a las personas, y mi madre quiere quitarme la mía llevándome con ella a vivir en otro país donde no conozco a nadie.

El padre llorando le dijo:

- ¡Hijo te prometo que aquí nos quedaremos, en esta tierra que es tu vida!

Pasaron los días y Luisito le dice al médico que le curara sus manitas lo mas pronto posible para poder trabajar y así ayudar a su mamá para que se viniese y que no le faltara nunca nada, y estuviera con su padre y con él para poder vivir felices todos juntos.

Estas palabras destrozaron aun más el corazón del padre y le dijo al médico:

- ¡Nosotros, los adultos algunas veces no vemos las consecuencias de lo que le hacemos a nuestros hijos, por no pensar primeramente en ellos!

FIN



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