domingo, 10 de septiembre de 2017

LA HUMILDAD DEL IMPERIO



La humildad se define como  la virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento. (Diccionario de la lengua española, 2OO1) Después de la llamada Segunda Guerra  Mundial, los Estados Unidos de Norteamérica  que acompañaron a otros países para luchar contra los alemanes  de Hitler, y unidos por esta causa común salieron victoriosos, desplazaron sin ninguna humildad a estos países  y se apropiaron de esa victoria como  suya
Ahora bien, quienes hábilmente capitalizaron esta victoria cuyo triunfo debió ser compartido con otros países fueron los Estados Unidos de Norteamérica, sobre todo, a través de su gran organismo mediático de ese entonces y de ahora; las películas realizadas por los estudios de Hollywood, donde se reflejaron que  solo los estadounidenses fueron los que hicieron todo por ganar esa guerra.
La triste frase  tan expresiva “los vencedores son los que escriben la historia” una vez más se cumplió.
El país que sacrificó la mayor cantidad de  habitantes para poder contener y luego luchar para contribuir a esa victoria fue la URSS, la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, pero al concluir la contienda con la derrota del nacismo sobrevino enseguida la denominada “Guerra Fría” y con ello la satanización de la URSS, con la persecución de los comunistas a escala mundial y con los juicios, cárceles, amenazas, muertes y expulsión de estos  del territorio de los Estados Unidos de Norteamérica y más allá.
Los cultos religiosos de toda índole llegaron a aterrorizar a sus fieles con una invención de que “los comunistas se comían a los niños” Esta infamia dio lugar a la estigmatización de la verdadera significación de los términos, socialistas, comunistas, etc. Cuyo fin principal es y ha sido la práctica de la igualdad, es decir el humanismo.
Si los gobernantes de ese imperio, hubiesen administrado ese triunfo colectivo con humildad, sin creerse los dueños del mundo, sin asimilarse como los policías del planeta tierra y sus alrededores, sin invadir y destruir países en su locura hegemónica y de pensamiento único, entonces, solo entonces no tendríamos los miles de desplazado, refugiados que se lanzan a los mares,  en una fuga desesperada por sus vidas, encontrando muchos la muerte en los cientos  de kilómetros por recorrer para llegar  a las tierras de donde salieron los aviones y los dólares para pagar mercenarios  con el fin de destruir sus países de origen, en nombre de “un sueño americano” que es rechazado por el 99% de su población imperial.
Estamos con esa gente, admiramos a ese pueblo trabajador. No somos sus enemigos.
El 1%  que es su clase rica, poderosa, explotadora y destructora de recursos naturales y saqueadora de los pueblos de la tierra por su accionar avasallante y omnipresente,  ha levantado el odio mundial en contra de los estadunidenses.
En la República Bolivariana de Venezuela, el Presidente obrero Nicolás Maduro ha invitado a veinte mil sirios de los que huyen de la monstruosa guerra inducida en su país,  a que vengan a trabajar, a convivir con nosotros en libertad, en la  modestia, armonía y en el amor por sus semejantes.
Eso es solidaridad con los niños, niñas, madre, padres, ellos son nuestros hermanos que sufren en esta guerra del imperio por poseer los pozos de petróleo.
Con esto lo que hace el presidente Maduro es  practicar la complementariedad. Eso es humildad.  Eso es cristianismo. Eso es socialismo.


                    Licdo. Marcos Leal Ceballos.



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