viernes, 2 de agosto de 2013

PRÓLOGO A MI NOVELA “EL BANCO DE LA INFAMIA”




Amigos y amigas en la distancia, quiero compartir con ustedes el prólogo que hiciera la profesora María Teresa Fuenmayor a mi novela "El Banco de la Infamia" pronta ya a ser publicada gracias al apoyo de la  Alcaldía  del Municipio Zamora



                 Todo proyecto comienza  siendo una idea, tiene un proceso de gestación  y  va tomando forma antes de cristalizarse como una realidad tangible.
                Tuve el privilegio de ser espectadora cercana de la parte final de la gestación de “El Banco de la Infamia” y presenciar el gozoso proceso de su parto – acelerado-. El autor, aprovechando la cercanía de nuestros domicilios, me hizo partícipe de ese prodigioso proceso.  Con plena libertad utilizo el término “prodigioso” ya que me llevan a él distintos factores:  el haber leído desde las primeras páginas transcritas por el profesor (no en una PC sino a mano, a lápiz, en hojas blancas), experimentar el leerlas con avidez, quedarme en suspenso y ansiosa al finalizar la lectura necesitando saber qué ocurriría después en la trama.  
            Recibir –ese mismo día o apenas el siguiente – el aviso del profesor: -“Pase por acá cuando pueda, escribí un poco más.”  Ir a su casa imaginando encontrar a lo sumo un capítulo más y encontrarme con cinco capítulos nuevos unas veces y otras hasta diez, todos “paridos” a eso de las 2 ó 3 de la madrugada, cuando la penumbra y el silencio circundantes eran marco favorable al parto ya mencionado .
           En tiempo record el Prof. Marcos Leal concluyó los 83 capítulos que formaban la obra original –antes que diversas circunstancias vivenciales de índole personal, social y nacional dieran lugar a un nuevo proceso creativo- sin que la velocidad del parto afectara en forma negativa al recién nacido ya que no s encuentran en esta novela improvisaciones ni al final quedan en ella cabos sueltos.
         Numerosos son los personajes de esta novela, cada uno con sus peculiares características, que nos llevan a recordar muchas veces a seres que se han cruzado de una forma u otra en nuestro camino vivencial real.  Estos personajes van entrelazando sus vidas, sus historias, gestos, sentimientos y acciones como una gran red –una red social pero para nada virtual. Y nos atrapan en esas vivencias de manera tal que con ellos reiremos y lloraremos, sentiremos su impotencia y frustración o gozaremos de su exitosa realización. 
              El alma humana es un caleidoscopio. Hablar de oscuridades, claridades, colores planos mezclados con matices es quedarse corto. En El Banco de la Infamia se entremezclan, se agitan, se persiguen, se encuentran, se entrelazan y son antagónicos matices del alma y sentimientos contradictorios.

       Encontraremos manifestaciones mezquinas de parte de algunos, generosas por parte de otros.   También estaremos en contacto con la magia, la sensualidad, la picardía, la pasión y el humor.  El suspenso acompañará la historia de principio a fin así como el mensaje social y político ya sea en forma explícita o implícita.

         Leyendo sus páginas aprendí muchas cosas, también me cuestioné otras.  La considero una novela necesaria y quisiera que cada persona aficionada o no a la lectura pudiese tener acceso a este texto necesario y perenne.  No digo perenne con arbitraria ligereza sino porque desde su atemporalidad literaria veo que también juega con otra atemporalidad, y es el hecho de que aún cuando de vez en cuando menciona sucesos reales que pueden ser ubicados históricamente en un espacio y tiempo específicos, “El Banco de la Infamia” nunca perderá vigencia por su manifestación crítica de virtudes y vicios inmortales por cuanto son y serán siempre inherentes a la naturaleza humana.
               Les invito a leer los dos primeros capítulos, quedarán atrapados en su fascinación y ya no podrán soltarla hasta el final.  La recomiendo como obra de lectura, de obsequio, de discusión y hasta de consulta. 

              No les robo más su tiempo, prefiero que se lo dediquen a una obra hecha con amor, pasión y buenas intenciones por alguien que es creyente fiel en una ideología social y política de la cual no ha obtenido ni obtiene lucro alguno, lo cual es signo de autenticidad. 


María Teresa Fuenmayor Tovar
Villa de Cura, julio 2013

NOTA: Diseño de la portada: Lcda. Belkis Martinez y Lic. Marcos Leal
             Dibujo: María Teresa Fuenmayor
 

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