sábado, 31 de diciembre de 2016

EL HOMBRE DEL TRIGO (NOVELA) CAPÍTULOS 31 AL 40



Por: Marcos Julio Leal Ceballos


CAPITULO 31.Hombre Con Suerte………………………………
CAPITULO 32.Lévame a Comer…………………………………
CAPITULO 33.Doble Licor………………………………………
CAPITULO 34.Contra Viento y Mareas………………………….
CAPITULO 35.Sí, Es Él………………………………………….
CAPITULO 36.Dulce Veneno…………………………………….
CAPITULO 37.Estamos a la Orden………………………………
CAPITULO 38.Choque a media Noche…………………………..
CAPITULO 39.Señuelo…………………………………………..
CAPITULO 40.Música Llanera, Danza de Millones…………….


CAPITULO 31

HOMBRE CON SUERTE

El gerente avanza, caminando con dificultad, tomándole del brazo  a su lado la bella y alta mujer, los golpes y las patadas le han inflamado el tórax y la espalda, su cara intocada, blanca como un papel.

 Llegan a la mesa y la linda mujer le abraza, lo coloca en una silla al lado de la cabecera de la mesa donde  sonriente está sentado Don Joselillo  en  conversación muy  animada con los comensales. Levantando la mirada observa fijamente al gerente y lo presenta a sus amigos y amigas:

-Con mucho gusto les presento al mejor gerente  propietario de banco que conozco, mi amigo Jaime Zuloaga Machado, hoy  un poco indispuesto pero, estoy seguro que  con dos whiskies bien cargados se sentirá mejor 
¿No es así, señor gerente?
-Sí, Don Joselillo.
-Esa medicina del Niño Linares es muy efectiva, vamos, tómese un trago, le caerá bien.
-Sí, Don Joselillo.
-Fíjese,  usted es un hombre con suerte, es un gusto presentarle al nuevo alcalde de este municipio, al comandante general de policía, y al comisario general quienes acompañan al nuevo alcalde, mi amigo Adán.





CAPITULO 32

LLÉVAME A COMER


José Jacinto llega  al restaurant a buscar a su esposa. Doña Ana Lucrecia, entra en el carro, se sienta cómodamente, recuesta su cabeza sobre el espaldar del asiento:

-Esta mañana tuve que dejar a Ernesto con el carro en la alcaldía, luego le llamé para que se fuese a la construcción.
-Sí, él llevo el carro esta tarde a la casa, me dijo que te habías ido con el nuevo alcalde y su comitiva a almorzar.
-Sí eso es lo que creyó él. Pero les acompañe, solo tomé agua, y del restaurant para no ocasionarle gastos al municipio, claro,  de mi parte, por supuesto.
-Te noto extraña, Ana Lucrecia, algo te pasó que estás tan recogidita. Tú no eres así.
-Qué no me pasó, José Jacinto, qué no me pasó.


Doña Ana Lucrecia le cuenta todo a su esposo, este la escucha calladamente, se dirigen a su casa y en el camino, Doña Ana Lucrecia le dice:

-No he comido nada desde esta mañana, llévame a comer fuera, pues no quiero llegar a cocinar.
-Yo cocino, mi amor.
-Llévame a comer  fuera, por favor.



CAPITULO 33

DOBLE LICOR

El gerente se empina el segundo vaso doble de licor, los dolores aún continúan, Don Joselillo es muy bueno como anfitrión, ya le ha referido varias cuentas para  su apertura en el banco.

Doña Ana Lucrecia y su esposo están sentados unas mesas más allá, se confunden con los demás clientes del negocio de carne en vara. No puede oír todo lo que hablan, en los intervalos entre canción y canción, algo escucha, ella no está allí para eso, es una mujer educada, pero Don Joselillo habla muy alto.
-Alcalde, espero que a las trecientas franelas obsequiadas amablemente por este  humilde servidor, les haya sacado provecho.
-Así es querido Don  Joselillo, multiplícalo por mil y esa será tu ganancia, Don Joselillo.
- Yo si invierto bien amigos míos ¿Se fija, señor gerente? Hay que acompañarse con gente productiva para poder ganar y poder pagar estas cuentas. 
-Así es, así es, Don Joselillo.
 El alcohol ha hecho su efecto, la vergüenza,  la dignidad para él no existen, y los dolores ya no importan.
Se acerca Don Joselillo y le dice al oído:
-¿Sin rencor, señor gerente?
-Sin rencor, Don Joselillo.
-Así me gusta, guardaré una mercancía en su casa, será por unas horas nada más señor gerente.
-Bueno, bueno, Don Joselillo ¿Y mi familia?
-Están  en la playa señor gerente y seguirán en la playa.
-Sí, si,  Don Joselillo.
-Llegará una camioneta hoy en la madrugada, tenga su garaje abierto ¿Me entendió?
-Sí, Don Joselillo.
-Así me gusta, así me gusta. 
El alcalde se levanta y avanza hacia los dos hombres. Don Joselillo le pasa un brazo por los hombros y lo incluye en la conversación, el alcalde le pregunta al gerente:
-¿Puedo pasar unos depósitos de la alcaldía para su banco?
-Claro que sí, cuando usted lo decida. 
-¿Y después los puedo utilizar en lo que yo quiera?
-Claro que sí, señor alcalde.
-Por ejemplo si quiero comprar una hacienda ¿Usted me ayudaría a conseguirla para comprarla donde yo quisiera? 
-Encantado, se la conseguiría de mil  amores.
-Eso me gusta, eso me gusta. Con usted se pueden hacer negocios.
-Yo estoy para servirles a ustedes, no importa de donde venga el dinerillo, yo lo guardaré y lo limpiaré ¿Puedo tomarme otro trago, Don Joselillo?
- Los que usted quiera con tal de que no pierda las llaves de su casa. Tómese el negocio entero, si desea, que para eso usted trabaja. Estas lindas mujeres cuidarán su sueño hasta mañana, señor gerente, tome, tome, que la noche es joven.

El gerente no duerme esa noche, la camioneta llega en la  madrugada,  es sacada la siguiente noche y todo el mundo en paz. Eso cree el señor gerente. 


Unos meses después, cuando lo vayan a buscar los policías buenos para ponerle los ganchos*, su familia dirá que es un “perseguido político” y que se fue del país para preservar su honor  y su vida. 

Los medios de comunicación de su familia “expondrán su sacrificio en el exilio político”  como ejemplo de resistencia ante “un régimen que les oprime y no les deja trabajar”



*NOTA: Ponerle los ganchos: apresarle



CAPITULO 34

CONTRA VIENTO Y MAREA

La diputada Nina es una mujer que siempre se ha caracterizado por seguir lo establecido en los estatutos del partido, se  puede decir de ella que es muy clara y  a veces llega al límite de la brutalidad para decir las cosas. Posee una conducta intachable, puede pecar de celosa en lo que se refiere a  la observancia de los canales regulares de la revolución. Ella es de convicciones políticas fuertemente arraigadas en su corazón, mente y proceder. Su conducta política es intachable.

 Su ética profesional y revolucionaria resiste cualquier tipo de pruebas por muy fuertes que estas sean. Cuando se trata de defender los logros de la revolución siempre se la encontrará en primera línea, la línea caliente, la de los y las que no desmayan para echar pa’ lante con la revolución y por la revolución.

Se encuentran nuevamente los dos camaradas en el Consejo Legislativo Regional al que ella pertenece.
-Hola, profesor ¿Viene a la presentación del libro del historiador?
--Sí, diputada Nina, vengo a eso y a hablar con usted.
-Bueno, vamos a la oficina parlamentaria, allí podremos hablar.

Se van los dos camaradas, llegan a la oficina,  es imposible hablar, hay mucho pueblo que espera ser atendido por la diputada.

El profesor va a la presentación del libro, luego vuelve a  pasar por la oficina parlamentaria y el gentío sigue creciendo, alcanza a ver a la diputada y esta le dice:
-Por favor, espere profesor y así salimos a almorzar cerca de acá.
-Bueno, esperaré,  son las dos de la tarde, diputada, tengo compromisos en mi pueblo y quiero que sepa que yo no viajo en helicóptero sino en autobús como lo hace usted.

-Ay profe, usted siempre con sus cosas.
-Es que, diputada, con la salud y el hambre no se juega y vea usted, si todos los días usted deja de almorzar eso el cuerpo tarde o temprano lo cobrará.

-Bueno, profe, nos veremos en el pueblo.
-Sí, diputada,” me meteré” par de empanadas en el terminal  de pasajeros y seguiré al pueblo.
-Saludos, profe. 

La gran mayoría de la gente cree que estos puestos políticos en revolución llevan consigo comodidades y no siempre es así, hay muchas personas que tienen que sacrificar su tiempo de descanso para que las cosas en revolución funcionen,  necesitamos que todo se resuelva lo más inmediatamente posible como lo ordena nuestro Comandante: “Este es un pueblo que tiene siglos esperando, no lo hagamos nosotros esperar más. Eficiencia o nada”

Pasan dos meses y la reunión no se ha podido realizar, los dos camaradas se han visto  con el tiempo de cada quien ocupado, los acontecimientos políticos en el pueblo se han ido sucediendo, y ahora la matriz de opinión no la parará nadie.

Vienen las elecciones parlamentarias y el Comandante envía a uno de sus hombres de confianza para que se mida en el circuito para optar a una diputación a  la Asamblea Nacional.

El alcalde expresa que él tiene “su propio candidato” 
Hasta hoy día no lo sabemos a ciencia cierta,  pues el otro candidato fue propuesto por los gremios magisteriales y el alcalde  no es docente.





CAPITULO 35

SI, ES ÉL


De regreso del restaurant, Doña Ana Lucrecia está muy callada en el  carro al lado de su esposo, lo que hay es que sumar dos más dos, sabemos que son cuatro, tenían razón los que decían que  no se debía confiar en este señor,  el que es ahora alcalde de este municipio.

 Llegan  a su residencia y aún la Doña continua muy callada. Se sienta para ver las noticias por la televisión,  en eso suena el teléfono:
-Es tu teléfono, José ¿Quién será a esta hora?
- Aló, a su orden ¿Quién es? 
-………..
-Pero ¿El alcalde está a las puertas de mi casa?
-………..
-Bueno, que por favor se baje, voy abrirles la puerta
-………..

-¿Qué vaya yo?
-………..
Bueno, sí, ya voy  

José Jacinto cuelga el teléfono, y con cara de extrañeza le dice a su mujer:
-El alcalde está allí en la puerta y quiere hablar conmigo
-A esta hora, José Jacinto ¿Y por qué no se baja?
-No lo sé,  la asistente dijo que le urge hablar conmigo, será que está equivocado, yo nunca he hablado con ese señor.
- No salgas ¿Y si no es él?  ¿Si es otra cosa? Es muy tarde, José Jacinto, quédate  aquí.
-Sí, es él




CAPITULO 36

DULCE VENENO

Vamos a esa contienda y cuando revisamos la estructura de nuestro partido, esta no existe, fue montada para que el alcalde cumpliera con  un requisito que le exigía el partido, la estructura no existe, las personas que aparecen en las listas como dirigentes del partido, ni siquiera se habían enterado que los habían colocado en esa estructura.
  
Lamentablemente para el partido y  con consecuencias nefastas para nuestro pueblo, hasta el día de hoy, algunos dirigentes arrastran conductas cuarta republicanas en esta revolución bolivariana.

Estalla el problema interno y es nombrada una comisión para que asuma la organización de las elecciones parlamentarias, el profesor es nombrado como parte de esa comisión, junto con dos personas más.
La organización de esas elecciones fue en realidad traumática, por un lado los comisionados pasaban dando las informaciones emanadas de la dirección regional y nacional,  y por el otro pasaban el alcalde y su gente desautorizando lo emanado de esa dirección.

-Diputada, ¿Qué será lo que está pasando?
- No lo sé, profesor, en realidad no sé por qué el alcalde se comporta de esa manera
-Pareciera,  que no le importase que este partido se organizara para enfrentar estas elecciones.
-Para ello, tenemos que trabajar más allá del límite de nuestras fuerzas, profesor.
-Diputada y entonces ¿Cómo hacemos? Nosotros damos la información como lo manda la dirección regional y  nacional a los patrulleros y patrulleras,  y esto es que las patrullas deben  conformarse con las personas que votan en cada centro electoral.
 Y luego viene el propio alcalde en medio de una reunión con los diputados nacionales y dice que se puede hacer las patrullas con gentes de todas partes,   de cualquier centro electoral,  y nadie dice lo contrario en esa reunión, entonces ¿Qué  es lo que está pasando?
-La verdad no lo sé Profesor, la orden del Comandante es ganar en todo el país para darle mas poder al pueblo,  y para poder ganar hay que estar organizados, así que redoblemos esfuerzos organizándonos.
-Diputada, nosotros pasamos en las reuniones organizando y ellos pasan luego dando una contra orden o desconvocando a una reunión anteriormente pautada y la gente se desmoviliza.
-Disculpe, profesor, la orden es organizar para poder ganar. Lo que ellos desordenen nosotros lo organizaremos así tengamos que dejar el pellejo o la vida en estas calles.

Por supuesto  que un alcalde es el jefe político en su municipio, nadie podía en esos momentos sospechar siquiera que él estuviese jugando para atrás. Para lograr sus planes políticos a este alcalde le convenían el desorden y la desorganización del partido, para él pescar después en río revuelto, pues estaba por cambiarse a otro partido político que no fue el mismo que le llevó a la victoria por la alcaldía.

Los diputados nacionales venían y se regresaban a  la capital más confundidos que cuando llegaron. Sin embargo,  una orden es una orden; las elecciones son eminentes y hay que ganarlas contra todo sabotaje interno.

Las elecciones son ganadas con mucho esfuerzo, ese día seria memorable. En una misma mesa sentadas las cuatro personas dirigiendo la movilización: los que quisieron sabotearla y él que colaboró con  la organización de las mismas contra todos los pronósticos internos.




A primeras horas de la noche el diputado que optaba a la reelección estaba en una esquina del comando de campaña, rodeado de una multitud heterogénea de personas. La diputada Nina lo llama aparte y le señala:
-¿Qué hace usted allí, rodeado de tanta gente y sin escolta?
-Nina, es nuestra gente y nos cuidamos unos a otros.
-Usted tiene razón, es nuestra gente, pero fácilmente puede penetrar algún infiltrado y agredirlo. Por favor resguárdese, que el profesor y yo vamos a contabilizar los votos y a organizar las actas a medida que vayan trayéndolas. Circule usted, diputado.
-De verdad, Nina, eres un Dulce Veneno.

No tenemos conocimiento de lo que hizo el diputado reelecto, pues cuando regresamos al comando todo era alegría y allí no pudimos cumplir con nuestro trabajo, teniendo que ir a realizarlo a una casa particular. En la noche ya se sabían los resultados, las actas fueron recolectadas  por una comisión que realizó un magnífico trabajo de conteo de los votos en tiempo real. 

Correspondió a la diputada y al profesor llevar todas las actas totalizadas del escrutinio a la capital. Muy de noche llegaron a la sede del partido, los diputados regionales estaban allí, bañaditos y  vestidos, mientras la diputada Nina y el Profesor, transitaban como les tocó ese largo día. Llegó el Gobernador







CAPITULO 37


ESTAMOS A LA ORDEN

 El Gobernador,  sentado en su despacho de la casa del partido, por su puerta abierta  nos vio pasar  para la oficina de resultados de escrutinios. Entregamos las actas y ya nos retirábamos cuando le informan a la diputada que el Gobernador nos llama.

La diputada Nina se devuelve y me indica muy bajo:

-Profesor  el Gobernador nos llama,  estamos sucios y mal olientes. Hemos estado trabajando desde esta madrugada ¿Nos vamos para el pueblo o hablamos con el gobernador así como andamos?

Ya estábamos en el pasillo interior,  fuera de las dependencias de las autoridades regionales. Se cierra la puerta automáticamente y nos quedamos afuera con ese dilema, en eso viene la diputada Miriam y nos abre la puerta, entramos nuevamente. La diputada Nina pasa sus manos por sus desarreglados cabellos y quedan aún  peor, así entramos.

El Gobernador está radiante, luce una amplia sonrisa en su flaco rostro, delante de todos los presentes se dirige a nosotros y nos suelta:
-Buenas noches, Nina, muy buen trabajo, les felicito, sé que no ha sido fácil para ustedes, vayan a descansar, se lo merecen, un aplauso para estos trabajadores revolucionarios que consiguieron una brillante victoria en ese circuito.
Los diputados y diputadas presentes aplaudieron. 
-Muchas gracias.
Al  regresar al pasillo la diputada  indica:
-Vamos a tomar agua antes de irnos, profe.

Ella entra en la oficina a buscar agua y en eso a pocos pasos viene saliendo  del departamento de resultados electorales el flamante, alto, pesado  y grueso diputado suplente  elegido hoy en esta fórmula,  palmea el hombro del profesor  al expresar:

 -Muchas gracias, Miguel.
-Siempre a  su  orden, diputado suplente
El diputado suplente recién elegido se sonríe y camina entrando a la oficina donde se realizaría la reunión de los diputados con el Gobernador
Pasaría cierto tiempo y muchas otras cosas muy importantes para nuestro pueblo y el país antes de verse nuevamente.






CAPITULO 38

CHOQUE A MEDIANOCHE


 De regreso del comando regional, el camión donde viajábamos choca. La diputada quiere arreglar el choque allí mismo, nuestro chofer no tuvo la culpa de la colisión, la diputada se ofreció a pagarle la avería de automóvil pues es enemiga de andar “chapeando con sus credenciales” y el otro chofer no aceptó.
Esperamos a la inspectoría para levantar el choque, mientras tanto,  terminó la reunión  en el comando, pasaron casi todas las autoridades que estuvieron por horas evaluando los resultados electorales

Ninguno de los directivos nos reconoció en la noche capitalina. Sólo un automóvil se estacionó al lado de la acera donde estábamos parados esperando el levantamiento del choque. Se baja un hombre de pequeña estatura y le señala a la diputada:
-¿Nina, qué ha pasado?

-Estábamos cruzando para tomar la avenida y este automóvil chocó al camión, el profesor, que iba en la ventanilla, le gritó advirtiéndole,  de todas formas el chofer del carro se metió y nos dio.
- Me quedaré a acompañarles. Hola, cómo está profesor.
-Muy bien, diputado. Gracias.
-Gracias les damos por ese magnífico triunfo en el sur, sabemos que no fue nada fácil, cumplimos las instrucciones de nuestro Comandante
-Diputado Elio, muchas gracias por haberse parado,   le ruego irse,   esperamos a  la inspectoría de tránsito. No queremos que lo vayan a ver acá, y entonces, mañana los periódicos de la oposición digan cualquier otra locura de las que ellos  acostumbran. Por favor, váyase usted.

-Acostumbrado debería estar yo, esta es la segunda vez en este día que me dices que circule. 
-Discúlpeme, diputado, por la  vehemencia  con su seguridad, le debemos cuidar pues usted está llamado a realizar cosas extraordinarias para esta revolución.  Sé que es todo un caballero, constantemente lo ha demostrado, así que  circule por favor.

 Se marcha el diputado  dejándonos con nuestro choque de automóvil contra camión.

  Desde allí nos trasladamos al comando de la inspectoría, luego cuando ese enorme lio termina, cambiamos de chofer  teniendo que esperar a que nos viniesen a buscar desde el pueblo. 
A  las tres de la madrugada del día siguiente de la elección estaba el camión con otro chofer estacionado en la intercomunal, mientras nosotros desayunábamos comiéndonos una sabrosa arepa de reina pepeada cada uno. Teníamos más de veinticuatro horas sin ingerir sólido alguno, estábamos felices, cumplimos con nuestro Comandante  ganando las elecciones
Pasarían  meses para poder volvernos a encontrar.






CAPITULO  39

SEÑUELO

Es Sábado de Carnaval. 
La ciudad se divierte, de la cabaña de Don Joselillo piden muchas y variadas comidas y bebidas espirituosas, parece que  la pareja seguirá la celebración. 
Todas las cortinas de las habitaciones están corridas y los policías a través de los micrófonos captadores a distancia solo escuchan  la música a alto volumen. 
Este cambio intempestivo de hotel les ha impedido realizar un seguimiento más a fondo.

Por la tarde llegan más camionetas últimos modelos, se estacionan muy cerca de la cabaña, de ellas salen parejas de hombre y mujer, entran y salen de la cabaña, están de fiesta, se ríen, bailan con  la música que emiten los equipos de sonidos de las camionetas, en fin, todo es alegría.  
Don Joselillo regresó y nada ni nadie de la policía del estado se enteró que  se había  ausentado. Por veinticuatro horas estuvo fuera del hotel en la ciudad de los carnavales del alto de Los Andes.

A la media noche aparecen en la puerta del hotel las camionetas donde se trasladan Don Joselillo y su personal, parten velozmente por las avenidas. Los policías van detrás de ellos.



CAPITULO 40

MÚSICA LLANERA, DANZA DE MILLONES

El Gerente está radiante, ha salido inclusive a bailar con la chica  de cuerpo espectacular, vestida de ajustado cuero negro, ya nada le duele, ha logrado numerosas y abultadas cuentas para su banco. Se ha tomado varios tragos con el niño Linares. Regresando de bailar le explica a este:
-Hermano, que noche tan hermosa, quisiera que nunca acabara, somos gente de negocios que regalamos sonrisas,  decoro y armonía.
-Así es, señor gerente, así es, solo recuerde que la camioneta llegará a su casa esta noche y debe mantener el estacionamiento franco.
-Hermano, es más, si quieres, estaciónalo en mi habitación, tienes puerta franca para que consideres mi casa como tuya, ja, ja, ja, ¡Que vivan la caña, el hurto, la prostitución y el robo a mano armada, más nada, hermano!
-“A mí me gusta  el dinero, este gerente no tiene paz con la miseria. Por unos reales es capaz de venderle  su alma al diablo, si este existiera.  Me llama hermano, por haberle dados sus buenos golpes. Ahora me doy cuenta que debí haberle dado unos cuantos  más para que tenga responsabilidad y sea serio, posee toda la razón Don Joselillo cuando dice que todo hombre  tiene su precio, y que por dinero baila el perro”


CONTINUARÁ




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