Por: Marcos Leal
Lunes 27 de mayo del 2013
8:33 a.m.
Caminé, caminé sobre
la faz del abismo,
emergí de los amores tempestuosos
entre
el sol
y
la luna.
Soy caminante sideral
por fortuna.
Sin nada vine,
sin nada me iré.
Dios
me hizo a su imagen
y semejanza,
con libre albedrío;
para cumplir o no
sus enseñanzas
soy la luz,
soy la oscuridad,
soy lluvia,
dia soleado
y tempestad.
Soy gota de agua dulce
o salada.
Soy trabajo duro,
estudio y esfuerzo.
Soy alegría y lágrimas.
Soy un puntito
insignificante
del Universo;
que se cree dueño
de él.
Cuando me vaya
nada material me llevaré
de este hermoso
vergel.
Soy habitante universal.
Soy espíritu en
tránsito por este
planeta.
He venido a trabajar
lo terrenal,
para lograr avanzar
en el plano espiritual.
Vine en libertad,
vine a andar
lo desandado,
vine a conocer lo que
Dios
con tanta paciencia,
amor y humildad
ha creado,
y el hombre con su
egoismo
ha destruido.
Soy ave pasajera
que muere a cada
instante,
por voluntad de Dios,
renaciendo todos los días
en la sonrisa
de todos los niños
y niñas,
que no tienen culpa
de tanto indolente
habitante.
Soy el trueno y la
centella que a compartir
ha venido,
no sólo a sufrir
y ser vencido.
También vine a triunfar.
He venido a este
mundo
a soñar,
escribir,
amar
y
cantar.