martes, 2 de abril de 2013

CARRETERA SIN FÍN

16/03/2013
11: 58  a.m.

Por: Marcos Julio Leal Ceballos

Árbol retorcido
con brazos abiertos al cielo.

Ni una hoja se mueve,
todo lo has perdido.

Sol recalcitrante
obligando a mantener
los ojos cerrados.

Es mediodía, la carretera se expande,
sufriendo el calor inmenso.
Los automóviles vuelan sobre
ella sin casi tocarla.
Son autómatas,
que, sin verse,
pasan y pasan 
en ambos sentidos.

Los avisos luminosos están
desnudos, sin luz eléctrica,

enseñando sus arrugas
y maltratos.

Son como bellas flores
sólo vivas de noche.

Sin vida, las fachadas de
las industrias se suceden
ante mis cansados ojos.

Sólo están en movimiento,
mostrándose orgullosamente
las hermosas palmeras
vivas.

Sigo caminando con el bus,
a lo lejos las serranías
muertas,
atormentadas por el
inclemente sol;

más cerca los cañaverales
verdes,
meciéndose en sus hamacas
al riego incesante de la 
laguna.

Es mediodía,
no tengo comida,
no tengo hambre,
tampoco sed.
Con el aire ya comí
porque sólo en mi
pensamiento
te tengo a tí.

La brisa entra por la 
ventanilla
azotando mi cara,
hiere mis ojos
soplando como un secador
de cabellos.
Es el Trópico de Capricornio.

El bus continúa en una
carretera sin fín.

Música a muy alto volumen
me atraviesa, 
revienta mi pecho,
se revuelca en mis oidos
como una gata en celo.
Han
robado mis pensamientos.



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